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sábado, 17 de enero de 2015
Hace ya muchos años,
concretamente en 1978 −han pasado ya 36 años−, el joven antropólogo
Demetrio E. Brisset se dedicaba a estudiar las fiestas populares del
antiguo Reino de Granada. Él estaba estudiando las fiestas de moros y
cristianos, cuando llegó a la hoya de Baza, aparte de estudiar las más
significativas de la zona: Benamaurel, Zújar y Cúllar, pasó a estudiar
las
Una tradición que todos
los años se cumple, cada 20 de enero, a las cinco de la tarde, las
campanas de la Iglesia de Santa María y San Pedro, voltean de júbilo y
alegría, rompen el silencio de la vetusta villa con su badajo tronando
al viento; la plaza abarrotada de gente, todos expectantes a que se
abran las puertas del pétreo templo y los “hermanos viejos” saquen la
cruz, en la que se representa al santo, ahí, justamente en ese momento,
comienza la lucha por ella. Se produce un fuerte forcejeo entre los
mozos, y los no tan mozos, del pueblo que quieren hacerse con
ella, “robar” San Sebastián, ser los ladrones, y convertirse en los “hermanos nuevos” de ese año. La lucha por el santo terminará cuando alguno logre alzar la cruz y gritar: ¡Viva San Sebastián! Una tradición que enraíza sus orígenes en una leyenda del siglo XVII –puesto que no contamos con documentos escritos al respecto, sino que se ha ido transmitiendo a través de la tradición oral−, basada en los poderes taumatúrgicos que tenía la imagen de San Sebastián contra los estragos que estaba haciendo, diezmando a la población, una fuerte epidemia de peste. Cuenta dicha leyenda que en la casa donde se encontraba la imagen del santo no se contagiaban de dicha enfermedad o si estaban enfermos sanaban milagrosamente. La noticia se fue difundiendo entre los habitantes de la villa, unos a otros fueron “robando” la imagen del santo para llevarla a sus respectivas casas y que la peste no se cebara con ellos. He ahí el origen del tradicional “robo del santo”.
ella, “robar” San Sebastián, ser los ladrones, y convertirse en los “hermanos nuevos” de ese año. La lucha por el santo terminará cuando alguno logre alzar la cruz y gritar: ¡Viva San Sebastián! Una tradición que enraíza sus orígenes en una leyenda del siglo XVII –puesto que no contamos con documentos escritos al respecto, sino que se ha ido transmitiendo a través de la tradición oral−, basada en los poderes taumatúrgicos que tenía la imagen de San Sebastián contra los estragos que estaba haciendo, diezmando a la población, una fuerte epidemia de peste. Cuenta dicha leyenda que en la casa donde se encontraba la imagen del santo no se contagiaban de dicha enfermedad o si estaban enfermos sanaban milagrosamente. La noticia se fue difundiendo entre los habitantes de la villa, unos a otros fueron “robando” la imagen del santo para llevarla a sus respectivas casas y que la peste no se cebara con ellos. He ahí el origen del tradicional “robo del santo”.
Como queda demostrado, una
fiesta que tiene todos los ingredientes para ser declarada de Interés
Turístico Andaluz. Una fiesta que tiene sus orígenes en una ¿legendaria
historia o en histórica leyenda? Una fiesta que atrae a cientos de
visitantes cada año hasta la localidad granadina de Caniles. Ha salido,
en múltiples ocasiones, en varios medios de comunicación, tanto
televisivos, radiofónicos como escritos y, por supuesto, digitales, ya
que estamos en pleno siglo XXI, la era de las nuevas tecnologías. Cuenta
con estudios históricos y antropológicos serios, que han sido
publicados en revistas científicas especializadas de Historia y
Antropología. Hemos comenzado este artículo con el titular que Demetrio
E. Brisset escribió para su crónica hace muchos años, no nos cabe duda
que algo llamativo, anecdótico e impactante; pero debemos de tener en
cuenta que fue el primer estudioso que escribió y publicó algo al
respecto, y con ello dio la fiesta a conocer a toda España. Un
sentimiento único para todo el pueblo de Caniles, tanto en su aspecto
religioso –que es el más importante, con la devoción a San Sebastián−
como en el festivo, algo que es común a todos los canileros, hijos de
canileros que viven fuera de la villa o, sencillamente, a todos aquellos
que se sienten canileros de adopción. Como decía el lema que un grupo
de “hermanos de San Sebastián” utilizó en 2011: “¡Una lucha que nos
une!”.
Como han podido ver,
amables lectores, el “robo” del santo es la fiesta más popular y
tradicional de Caniles, esa preciosa villa enclavada en la zona
nororiental de la provincia de Granada. Una fiesta que, por todo lo
anteriormente expuesto, merece ser declarada de Interés Turístico
Andaluz por parte del organismo competente, en este caso, la Consejería
de Turismo, Comercio y Deporte de la Junta de Andalucía. Nos consta,
porque somos testigos, que el Ilmo. Ayuntamiento de Caniles inició los
trámites necesarios para que el expediente fuera incoado por dicho
organismo en febrero de 2013, se va a cumplir un año y, de momento,
tristemente, no se ha conseguido dicho objetivo. Sabemos que, en muchas
ocasiones, por no decir en la mayoría de las veces, la burocracia en
este país suele ser lenta, ardua y tediosa. Los ciudadanos, por lo
general, cuando queremos realizar cualquier tipo de trámite burocrático o
administrativo, solemos ser pacientes con los tiempos que nos marca la
Administración competente. Por ello, desde estas líneas queremos
exhortar a la autoridad competente para que esta noble empresa se vea
cumplida, sea una sólida realidad y la fiesta del “robo” del Santo en
Caniles sea declarada de Interés Turístico Andaluz. Como nos dice el
título de uno de los últimos libros del catedrático Demetrio E. Brisset
“La rebeldía festiva. Historias de fiestas ibéricas”, en los tiempos que
corren, tenemos razones más que sobradas para la “rebeldía”; por lo que
queremos ser rebeldes, para nada conformistas, y conseguir nuestro
propósito. ¡Viva San Sebastián!