
Parece ser que en el Siglo XVII, en tiempos de Felipe IV, se celebraban numerosas fiestas en las que intervenían los caballos y las antorchas de fuego, “hachas o hachones”. Era cierta fiesta que se hacía de noche con hachas por la ciudad, en señal de regocijo, yendo a caballo… se efectuaba La Encamisada en la Corte y en las ciudades principales y preferentemente para conmemorar a todos los príncipes y magnates, o bien otros acontecimientos. (José Deleito Piñuelo, También se divierte el pueblo).
Como vemos el pueblo incorporó esta fiesta cortesana y la adecuó a sus necesidades, repitiendo el mismo esquema y a diferencia de lo que se hacía en la corte y en las ciudades, la convirtió en un rito con la finalidad de agradecer a S. Antón su protección y buscar la purificación de las gentes y animales domésticos ante posibles epidemias.
La tradición oral hace referencia al agradecimiento por haber librado de pestes y epidemias a Estercuel y un rito pagano de purificación para “quemar” lo malo.
En el festejo, que se mueve al fin de semana más próximo, se veneran también los santos mártires, protectores de la localidad, San Fabián y San Sebastián, presentes en la capilla/portal.
Las actividades comienzan el sábado 17, a las 8 de la mañana, con la recogida de aliagas y posterior rancho en el merendero del pantano. Por la tarde se hace el recorrido de las hogueras premiando la mejor formada y la aliaga más grande.
A las 19 horas se inicia la fiesta propiamente dicha: De casa del Procurador salen los fiesteros acompañados por los gaiteros, buscan al párroco en la puerta de la Iglesia, quien entrega el estandarte de San Antón. De allí se desplazan al son de la música a la capilla de los Santos Mártires, donde se reza la Salve y se enciende la primera aliaga. El fuego se traslada a la Plaza de la Iglesia y se enciende la primera hoguera. Comienza entonces la procesión de la Encamisada; los fiesteros, montados en caballerías y con el fuego de hogueras y tederos como única iluminación, realizan el recorrido y las hogueras se prenden a su paso.
Por la noche, cena en cuadrillas y baile.
El domingo 18. tras la bendición de los animales, se realiza la llega, una recolecta para sufragar la
fiesta. A su paso, los vecinos ofrecen pastas y bebidas. Otra actividad es llevar el pan bendito, que se repartirá tras la ceremonia, vestidas con traje regional, hasta la iglesia, donde tiene lugar una misa baturra en la que se “saca hacha”, es decir, se encienden velones portados por los fiesteros ataviados con roquetes blancos.
A las dos de la tarde son los actos finales, la entrega de poderes y el baile del “Reinau”, melodía tradicional de Estercuel que se interpreta al tiempo que arde la aliaga ganadora; el baile de las Coronas, colocando los fiesteros salientes la capa y el sombrero a los entrantes y las fiesteras, hacen lo propio con las mantillas. El colofón de la fiesta es el baile del pasodoble “Estercuel d’España” y un vino.
Curiosamente, las calles de Estercuel, en pequeños carteles de cerámica, recogen el itinerario y la programación de todas las actividades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por su comentario