
Esta costumbre de orígenes poco claros
consiste en atar diversos cacharros, latas, cacerolas o cualquier cosa
susceptible de hacer ruido a un cordel e ir arrastrándolo por las calles
con la intención de hacer el mayor ruido posible. Aunque participan
personas de todas las edades, es de destacar la gran participación de
los niños y niñas en este acto.
Pero será al día siguiente (día oficial
de la festividad) cuando tengamos la oportunidad de acudir a la Plaza
del Charco, punto neurálgico de la fiesta, para disfrutar de la gran Castañada
que, evidentemente, no es sino una concentración gastronómica para
ponerse las botas comiendo castañas asadas y todo tipo de productos
típicos de la zona (vino, gofio, mojo, cherne, etc.).
Además, se
volverán a correr cacharros durante esa noche, llenando así las calles
de ruido, fiesta y sabor a castañas y vino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por su comentario